¡Te quise como a nadie, cabrón.!
Te defendí, supe que lo eras todo para mí. Confié en ti hasta la eternidad, ahora me haces sufrir, me haces pagar con este ingrato dolor que ahora habita en mi alma. Pensé que eras diferente, que no había nadie como tú, que tus promesas estarían selladas. Que tus sonrisas eran verdaderas, que me querías hasta con la mirada. Que cada palabra que decías era fiel.
Me llevé una gran decepción al ver que me equivoqué.
Y te quise como a nadie...