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sábado, 23 de julio de 2011

Son sensaciones que no pueden atravesar el muro, al rebotar me dan. Choca contra mí como si fuese yo la mala de la película, como si yo estuviera sola... vaya, miro a mi alrededor: es cierto que no hay nadie más.
Mientras que la alegría me golpea dulcemente, la tristeza es la que más me golpea. Pero, al fin y al cabo, es la que más caso me hace.
Cada día intento atravesar el muro, como si de una puerta se tratara pero, sin éxito. Y siento que cada vez la presión me ahoga más fuerte.